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martes, 14 de junio de 2011
ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS DE LAS CATEDRALES GOTICAS
Catedrales góticas
La catedral adopta el plano ya familiar de la basílica romana modificada por la cruz cristiana: una nave central y dos naves laterales, los brazos de la cruz y un ábside que alberga el coro y es probablemente adornada con absidiolas.
Los elementos notables de la construcción son: los arcos ojivales, sostenidos por nervaduras que distribuyen las fuerzas de presión de la bóveda de crucería sobre columnas y pilares en el interior y sobre arbotantes en el exterior.
Dado que los muros pueden ser ligeros, se dejan amplios claros para la vidrieras o vitrales.
El portón y su tímpano siguen siendo elementos importantes de esta arquitectura y, como en la iglesia románica, son los espacios privilegiados de la escultura.
Además de estos elementos arquitectónicos, algunos detalles completan el aspecto original de la catedral: los pináculos y las gárgolas.
La bóveda de crucería proviene del cruce de dos bóvedas.
En el caso de las catedrales góticas, las bóvedas que se cruzan provienen de arcos ojivales, inicialmente muy altos, y se apoyan sobre nervaduras.
La maduración del arte gótico provoca una división cada vez mayor de las crucerías y una multiplicación de las nervaduras al mismo tiempo que la bóveda se hace más plana.
El aspecto de la bóveda, visto del interior, llega a ser el de una serie de abanicos.
Las Columnas y los Pilares góticos
Las nervaduras de los arcos distribuyen la presión de las bóvedas en unas columnas delgadas. Éstas se apoyan en las paredes del claristorio, Mas sin ejercer fuerza, ya que descargan su presión en los pilares que se encuentran en la parte inferior del edificio, separando la nave central de las laterales.
El número de columnas depende del número de nervaduras en la bóveda.
Con el paso del tiempo, las columnas se hacen más delgadas así como los pilares que las sostienen y los adornos de los capiteles, temas vegetales (hojas de cardo, de vid, de hiedra, de roble...), más complejos.
Arbotantes, contrafuertes y pináculos
Se encontró la manera de llevar la presión de las bóvedas hacia el suelo sin la necesidad de paredes muy gruesas, pero el empuje que se ejerce a través de las nervaduras sigue inclinado por lo que se deben usar contrafuertes para contrarrestarlo.
Sin embargo, dado que la nave central es más alta que las laterales, es necesario transmitir de alguna manera la
presión que se ejerce desde la bóveda central hasta estos contrafuertes, colocados contra la pared más externa del edificio, la pared de las naves laterales.
Ese es el papel que juegan los arbotantes, arcos incompletos, exteriores al edificio y que unen la bóveda a los contrafuertes.
Los contrafuertes están rematados en su parte superior por unos adornos verticales, alargados y punteados, los pináculos.
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