


La mayoría de los edificios románicos están pintados tanto en el exterior como en el interior. La pintura románica carece de naturalismo y las figuras se representaban de forma esquemática en posturas rígidas. Algunos personajes se representaban a un tamaño mucho mayor que el resto para poner de manifiesto su importancia. Pintaban sobre todo temas religiosos, se utilizaban colores intensos, el contorno a las figuras se perfilaba con una gruesa línea negra. Y en las pinturas románicas no aparecen paisajes de fondo, ya que lo realmente importante era el mensaje que comunicaban los personajes.
Distinguimos principalmente tres tipos:
•La pintura mural: Se situaba sobre los muros. Las más importantes se emplazaban en el ábside principal, donde estaba el altar, y se realizaban utilizando la técnica del fresco. El Pantocrator y la Virgen con el niño eran los temas favoritos.
•La pintura sobre tabla: utilizaba para decorar la parte frontal de los altares y para realizar pequeños retablos. Utilizaban la técnica del temple y los temas representados eran las vidas de los santos y los mártires.
•Las miniaturas eran pequeñas pinturas con las que se ilustraban libros, como biblias, códices, Santorales, etcétera.
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