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domingo, 27 de mayo de 2012

PANTEON ROMANO




Templo romano dedicado a varias divinidades, especialmente a Venus y Marte, construido por mandato del cónsul Agripa, yerno de Augusto, en el año 27 a.C. Después de varios incendios, que prácticamente lo arruinaron, se reconstruyó en el año 126 de la era cristiana, en tiempos de Adriano, atribuyéndose su construcción al arquitecto Apolodoro de Damasco.

Es uno de los edificios más grandiosos de todo el mundo antiguo, según se reconoce en un inscripción mandada colocar por el papa Urbano VIII que dice "Aedificium toto orbe celeberrimum". Las proporciones y la estructura del Panteón son representativos de la concepción religiosa de los romanos: la morada de todos los dioses, en la que los romanos pretendieron centralizar la gran variedad de cultos de la cosmopolita "ciudad eterna", aparece como una síntesis del cielo y de la tierra. Por eso el conjunto tiene una planta circular cerrada por una cúpula.

Tanto la altura del espacio interior de la cúpula como el diámetro de la pared circular de la planta son de 43,20 m. Si nos imaginamos completa la esfera que se inscribe en la gran sala circular y que determina la bóveda semiesférica, tendríamos representado el globo celeste reposando en el suelo. La esfera que reposa estáticamente en el cilindro, tiene un radio de 21,60 m, correspondiendo al radio del cilindro y de la altura.

En la estructura interior del Panteón de Agripa, los romanos supieron conjugar armónicamente la tradicional arquitectura de líneas horizontales y verticales griegas, con las líneas abovedas características de las obras romanas; a esta armonía corresponde la distribución de la pared dividida en dos partes: la inferior está compuesta por nichos redondos y rectangulares alternos y la superior decorada por delicadas incrustaciones de bronce (no existentes en la actualidad). Igual genialidad se aprecia en su planta: una gran sala circular precedida de un cuerpo soportado por columnas y vigas, con una fachada de ocho robustas columnas de pórfido rematado por un frontón.

La media naranja de su cúpula tiene en el centro una abertura redonda de 8,92 m, único punto de iluminación del interior. Está construida con nervios y arcos de descarga hechos de ladrillo rellenos de hormigón que se apoyan en el muro circular de la base, a la cual se abren numerosas exedras y nichos, donde estaban colocados figuras de los dioses. La técnica constructiva del Panteón ha servido de inspiración a los arquitectos de diferentes épocas: bizantinos, al renacentista Brunelleschi en la cúpula de Santa María de las Flores de Florencia.

Los casetones de la cúpula, antiguamente estucados y quizá adornados con estrellas, van reduciendo su tamaño a medida que avanzan hasta el centro, acentuando el efecto de la perspectiva. En su exterior la bóveda originariamente se cubría con tejas de bronce dorado, que durante el siglo VI fueron arrancadas para el aprovechamiento del metal. Igual ocurrió después cuando Bernini para construir el Baldaquino de San Pedro del Vaticano extrajo los bronces que adornaban el pórtico.

El Panteón de Agripa se ha conservado con bastante fidelidad a su origen, por haberse habilitado casi desde los primeros momentos del cristianismo como iglesia para el culto. En las capillas interiores, donde antaño estaban estatuas de las divinidades adoradas, existen hoy capillas con numerosas obras de arte y entre ellas hay tumbas de ilustres personajes de la historia y del arte romanos, como por ejemplo la de Rafael de Urbino.

Conserva todavía su pavimento antiguo de mármoles y restos de policromía sobre los relieves del pórtico. De cualquier forma lo más extraordinario del Panteón es el hecho de ser el primer edificio en el que aparece el moderno concepto de la arquitectura como "arte creador de espacios interiores". Es la primera construcción de la Antigüedad en la que claramente se pretende crear un caparazón, no preocupándose en extremo de los volúmenes exteriores. La arquitectura griega creaba sus edificios para ser contemplados desde el exterior donde se reunía el pueblo para las celebraciones religiosas.

En el Panteón, por el contrario, se crea un espacio interior donde los creyentes romanos adoran a sus dioses aislándose del universo exterior porque el cosmos está bajo su cúpula. Realmente la obra es una perfecta síntesis de armonía e inteligencia constructiva y nunca, hasta el Renacimiento, catorce siglos después, el hombre se había atrevido a realizar una obra tan gigantesca. Miguel Ángel dijo de este edificio que tenía "un diseño angélico y no humano".

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